martes, 27 de noviembre de 2007

Fernando Fernán Gómez

Yo tenía un abuelo que se parecía a Fernando Fernán-Gómez.
Barbas blancas, nariz rotunda y profundos surcos faciales como glaciares argentinos tras el cambio climático hay en el álbum de fotos.
Esa es y será la cuestión, que FF-G era y es un referente familiar demasiado necesario para cuantos necesitamos apoyaturas como piedras miliarias en las que reconocernos a lo largo del trayecto incierto y contradictorio de nuestras vidas. No otra cosa es este valle de lágrimas, un lugar donde mirar y ser mirado, un prostíbulo oscuro donde se atisba de manera furtiva al encuentro de un referente igualmente furtivo que conecte con nuestros ojos como hacen las hormigas con sus antenas en caminos polvorientos.
Fernando Fernán-Gómez era uno de esos puntos de referencia en el que encontrarnos a nosotros mismos, pero no ha sido, por desgracia, el único en dejarnos casi huérfanos en estos meses. Antes nos dio un corte de mangas Francisco Umbral y hace nada nos hizo la peseta el insustituible Norman Mailer.
Referentes, piedras de toque, hitos miliarios que nos van encaminando a acabarnos y a consumirnos, como los ríos de Jorge Manrique.
Y también se fue Dalí , y Humphrey Bogart con todos aquellos perdedores que en el cine han sido, y que eran todos los perdedores y el perdedor, como antes y siempre todos los fuegos, el fuego de Julio Cortázar.
Fernán-Gómez, el Jimmy Stewart de bosques hispanos, bicicletas para el verano, salud y República, crimen en luna de miel, de cara de bobo a cara de marino masculino, como Fernando Rey.
Hoy me ha tronado tu voz muy cerca. En mi memoria.

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Fernan-g ( Diario Córdoba - 27/11/2007 )

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Fernando Rey, entrañable.