lunes, 1 de diciembre de 2008

GRANDES VERSUS MUÑOZ MOLINA


En su artículo del 24 de noviembre, de El País, Almudena Grandes hace lo que tal vez intente ser una broma acerca de una monja en el Madrid del comienzo de la Guerra Civil: "¿Imaginan el goce que sentiría al caer en manos de una pandilla de milicianos jóvenes, armados y -¡mmm!- sudorosos?". ¿Estamos ante la repetición del viejo y querido chiste español sobre el disfrute de las monjas violadas?". En la sección de Cartas al Director, el escritor Muñoz Molina le responde:

No hace falta imaginar lo que sintieron, en los meses atroces del principio de la guerra, millares de personas al caer en manos de pandillas de milicianos, armados y casi siempre jóvenes, aunque tal vez no siempre sudorosos.

Basta consultar a historiadores fuera de toda sospecha o -ya que nos preocupa tanto la recuperación de la memoria- recuperar el testimonio de republicanos y socialistas sin tacha que vieron con horror los crímenes que se estaban cometiendo en Madrid al amparo del colapso de la legalidad provocado por el levantamiento militar.

Y concluye:

Ni a Manuel Azaña, ni a Indalecio Prieto, ni a Arturo Barea, ni a Julián Zugazagoitia les costó nada imaginar la tragedia de tantas personas asesinadas por esas pandillas no siempre incontroladas que preferían mostrar su coraje sembrando el terror en Madrid en vez de combatiendo al enemigo en la sierra. Casi todos ellos hicieron lo poco que podían por salvar a inocentes: a Juan Negrín no le fue nada fácil evitar que asesinaran a su propio hermano fraile. Y todos ellos sabían el daño que esos crímenes estaban haciendo internacionalmente a la justa causa de un régimen legítimo asaltado por una sublevación sanguinaria e inicua. Almudena Grandes habla de exiliarse a México: cuando leemos artículos como el suyo y como tantos otros que por un lado o por otro parecen empeñados en revivir las peores intransigencias de otros tiempos, algunas personas nos sentimos cada vez más extrañas en nuestro propio país.


Después de la columna de Grandes y la respuesta de Muñoz Molina, Almudena Grandes vuelve a la carga en cartas al director con las siguientes afirmaciones:
En su furioso ataque a mi columna del lunes pasado, publicado ayer en esta sección, Antonio Muñoz Molina omitió el consejo de la madre Maravillas a sus hijas espirituales -"Déjate mandar. Déjate sujetar y despreciar. Y serás perfecta"- con el que, en mi opinión, era ella la que se ponía a la altura de los viejos chistes sobre la condición femenina en general y sobre las monjas, en particular.

Si no supe expresarlo con la suficiente claridad, lo siento. Si, como sospecho, Antonio Muñoz Molina ha aprovechado la ocasión para construir un discurso demagógico sobre la violencia y la memoria histórica, todavía lo siento mucho más.

Y otra nueva contestación de Antonio Muñoz Molina:
Un lector me hace llegar amablemente una información que yo desconocía, y que me parece adecuado compartir con Almudena Grandes: la frase "Déjate enseñar, déjate mandar, déjate sujetar y despreciar y serás perfecta" no es de la madre Maravillas, ni se dirige a sus monjas. Es uno de los Avisos Espirituales de san Juan de la Cruz, y su destinatario, en femenino, es el alma.
¿QUÉ OPINÁIS DEL TEMA? YO, A PESAR DE QUE ME ENCANTA LA LITERATURA DE ALMUDENA GRANDES, NO ESTOY DE ACUERDO CON ELLA EN ESTA COLUMNA, CREO QUE LAS FORMAS RADICALES NO NOS HACEN NINGÚN BIEN.

1 comentario:

Cerco Pya dijo...

Me ha encantado que traigas este asunto al blog, por varias razones:
Porque por fin veo a una persona de izquierdas, respetable. Me refiero a Antonio Muñoz Molina.
A.M.M. no tiene que demostrar nada en su izquierdismo comprometido, es un intelectual culto de izquierdas, tres conceptos que casi nunca van unidos. Toiene una trayectorie de compromiso importante. Le he leído montones (quizás todos) de artículos que yo suscribiría sin dudar a pesar de no compartir la misma ideología. Porque, ante todo, A.M.M. es un hombre que ama la libertad y desprecia el radicalismo venga de donde venga, y eso le hace respetable y sensato.
La Grandes es aquella que dijo que le gustaría todas las mañana fusilar a algunas voces de la radio (a Federico J. Losantos), con lo fácil que es no oír una emisora que no te gusta. La Grandes forma parte del estrato más soez del autocomplaciente del socialismo0-zapaterismo, el instalado en el poder gobierne o no. Los que manejan los los hilos de lo ke llaman kultura. Una imbécil, a la que yo no quisiera fusilar, simplemente no leo sus libros. Además, Éboli, perdóname el comentario machista, con esas cejas y esa cara parece un travestón.
Esto no tiene nada que ver con la argumentación, pero me ha salido del alma.
A.M.M. es un maestro de la literatura, del compromiso político, y una bellísima persona que ha desradicalizado a la inicialmente inaguantable de su mujer Elvira Lindo.
A. Grandes, de origen familiar militar y facha, hace un perfecto tándem con su marido el poeta follonero García Montero, radical, intransigente e inquisitorial con el disidente. o sea, ambos dos unos perfectos sociatas, que no socialistas, aunque cualquiera sabe.